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EL CANTO DE CISNE DE DREYER

Por Jordi Puigdomènech

Esquivo siempre a la fama y la popularidad, tras el rodaje de Ordet en 1955 Carl Theodo

r Dreyer decidió abandonar la realización cinematográfica y pasar a regentar una sala de cine. Su amor por el Séptimo Arte le llevó a explorar una faceta más en el ámbito de la que fue la gran vocación de su vida. Pero su carrera como director no había acabado, pues nueve años después Dreyer volvería a situarse detrás de la cámara para rodar su última película, Gertrud, una reflexión sobre el amor que resume una buena parte de los temas tratados a lo largo de su obra fílmica. Basada al igual que Ordet en una pieza teatral, en este caso escrita en 1906 por el sueco Hjalmar Söderberg, Gertrud se estructura en una serie de diálogos que mantienen cuatro personajes con el amor como tema central. En este sentido, la película se encuadra en el género del kammerspielfim o cine de cámara, un estilo caracterizado por un número reducido de personajes y situaciones que se desenvuelven en una cierta unidad de espacio y tiempo.

En El banquete, Platón caracteriza el amor como el deseo de engendrar en la belleza (3), una definición que al igual que el cine de Dreyer supera el paso del tiempo y continúa teniendo sentido en nuestros días. Pero cabe matizar que el «deseo» del que habla el pensador griego no va referido a la pasión sensual, sino al archiconocido «amor platónico», una forma de amor que traspasa las barreras de lo físico para instalarse en el terreno de lo espiritual. Pese a que en el film de Dreyerno aparece ninguna apelación directa a la trascendencia, la idea del amor que defiende el personaje protagonista, interpretado por la cantante lírica Nina Pens

Rode, coincide en buena medida con la definición de eros propuesta por Platón. Gertrud no busca un amante que la desee como un hombre desea a una mujer. Lo que busca es un alma que encaje a la perfección con la suya para formar un único ser. En Gertrud Dreyer idealiza el amor, del mismo modo que en Ordet había idealizado la fe: llevando a la actualidad el dilema entre cuerpo y alma, entre materia y espíritu, con la misma profundidad que lo han planteado los grandes pensadores de la historia, desde Platón hasta Kierkegaard, pasando por Agustín de Hipona.

La historia de la mujer casada que lo abandona todo por un amor también infortunado no constituye ninguna novedad, ni presenta en principio un gran atractivo. Pero en manos de Dreyer los personajes de Gertrud convierten esta sencilla trama en una reflexión rigurosa y profunda, reconocida en su día por Ingmar Bergman como la que en mayor medida le había influido en su dilatada y prestigiosa carrera. Envuelta toda ella por un hálito de irrealidad en el plano estético, en el plano temático Gertrud / La palabra consigue traspasar la superficie conceptual del amor y adentrarse en el núcleo mismo del sentimiento humano. El personaje Gertrud se mueve en la pantalla como un alma proveniente de otra dimensión, que busca en vano y sin esperanza el amor que la ha de devolver a sus orígenes.•

(3) PLATÓN: El banquete, o del amor. Traducción de Luis Roig de Luis. Madrid: Espasa-Calpe, 1981.