41 EDICIÓN DEL FESTIVAL DE CINE DE TERROR DE MOLINS DE REI
Si hay algo que caracteriza a un festival, sea de cine, música u otra manifestación cultural, esta es la de su esencia, lo que se palpa en el ambiente y transmite al espectador. Esta debería ser la función de todo aquel festival que se precie de serlo, cara al aficionado e incluso al profesional que se acerca al evento, bien sea en calidad de invitado o quien cubre la noticia, como en mi caso. La diferencia entre un certamen que infunde y respira ese hálito inequívocamente genuino lo manifestó Molins de Rei a lo largo de los diez días en el que se desarrolló el mismo. Por si fuera poca esa excepcionalidad como Festival
En estreno
 
ESPECIAL JAMES GRAY (1995-2022)
El pasado 6 de enero fallecía, a los ochenta y dos años, Peter Bogdanovich, uno de los realizadores norteamericanos poseedor de un conocimiento enciclopédico sobre la Historia del cine de su país. En cinearchivo.net rendimos nuestro particular tributo-homenaje a Bogdanovich con la publicación de un dossier dividido en dos partes que
WOODY ALLEN REGRESA A LA DIRECCIÓN CON «WASP 22» A SUS 87 AÑOS
El 1 de diciembre de hace 87 años nació Allen Koninsberg en Nueva York, adoptando al cabo del tiempo el nombre artístico de Woody Allen. Sometido en los últimos años al escrutinio de la prensa más sensacionalista y de las redes sociales, Allen rueda en París estas semanas su largometraje número 50 tras las cámaras, Wasp 22. Aunque no se se sabe con certeza podría tratarse de su despedida de los platós cinematográficos. Sea como fuere, Woody Allen no ha dejado de salir del foco mediático ya sea gracias la publicación de su libro autobiográfico
55 EDICIÓN FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE FANTÁSTICO DE SITGES 2022
Fiel a su cita, se celebró entre el 6 y el 16 de octubre de 2022, la 55 edición de un festival que año tras año transmite ese anhelo casi inconsciente de asistir a él casi con los ojos cerrados. Un grado de implicación y lealtad del aficionado para con un evento que parece, en apariencia, reinventarse. Un espejismo dentro de un oasis en el que se encuentra la población costera de Sitges, ya de por sí dotada de un micro clima que la hace especial incluso para los allí residentes.
DRIVE MY CAR (2021)
JOKER (2019)
Tras la sorpresa causada por la obtención del León de Oro del Festival de Venecia de este año, 2019, la película de Todd Phillips ha llegado a las pantallas para que el espectador pueda por fin comprobar cómo un film adscrito, en principio, a un género tan codificado como el de los superhéroes (cabe recordar que el Joker es popularmente conocido como el máximo rival y supervillano de
JERRY GOLDSMITH: UN CAMALEÓN MUSICAL
Quizá sea un poco exagerado decir que desde el fallecimiento de Goldsmith el 21 de julio del 2004 se acabó la música de cine tal y como la habíamos conocido. Pero, vamos que si a eso unimos que Elmer Bernstein nos dejó un mes después hay que convenir que nadie pudo cubrir el hueco que ambos dejaron (a excepción de los corta y pega de Williams y el reciclaje de temas en Morricone). Y es que ahora mismo, visto con perspectiva, el peor Jerry es el mejor score de los últimos veinte años.
55 EDICIÓN FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE FANTÁSTICO DE SITGES 2022

LA ERA DEL MULTIVERSO 

 

 

 Crónica de Àlex Aguilera Couceiro


Fiel a su cita, se celebró entre el 6 y el 16 de octubre de 2022, la 55 edición de un festival que año tras año transmite ese anhelo casi inconsciente de asistir a él casi con los ojos cerrados. Un grado de implicación y lealtad del aficionado para con un evento que parece, en apariencia, reinventarse. Un espejismo dentro de un oasis en el que se encuentra la población costera de Sitges, ya de por sí dotada de un micro clima que la hace especial incluso para los allí residentes.
 
Como no podía ser de otra manera, Sitges muta en su leit motiv cada año: ¿es ello una fachada o un grado de diferenciación para con otras ediciones? El equipo que lo organiza lo definiría como un estandarte, una excusa o un homenaje. En cualquier caso, siempre es grato difundir una idea, un nombre o una efeméride. A raíz del estreno de Doctor Strange: El multiverso de la locura (2022) de Sam Raimi se ha ido generando una corriente de opinión alrededor de este término tan versátil, postmoderno y ambiguo como es el multiverso, algo así como las realidades paralelas, la imaginación en sentido abstracto o la multiplicidad de puntos de vista. En cualquier caso, algo latente entre la juventud de hoy en día, aunque difícilmente definible. Pues bien, el film que inauguró —no el Festival— sino este concepto en la pantalla grande fue con sus efectos digitales por ordenador integrados —de forma bien visible—, Tron (1982); por vez primera en un film de ficción, marca Disney, eso sí.  A simple visUn fotograma de "Tron", film que celebraba en Sitges su 40 aniversario.ta, una película de ciencia-ficción sin más, con escasos elementos para ser juzgados y con un buen elenco de actores encabezados por Jeff Bridges. La pequeña pantalla quiso que en un servidor pasara aún más desapercibida y su recuperación en una sesión inadecuada (nueve de la mañana en el cine Prado) restó protagonismo a este digno representante del universo en sus diversas manifestaciones.
    Con todo el festival arrancó con la esperada cinta de un ilustre nombre ligado al festival desde sus inicios como cortometrajista —sin el beneplácito con el que goza hoy en día—: Jaume Balagueró. Venus sería el título elegido para dicha apertura; no obstante ello, cabe constatar que el prescindir de la anunciada desde el pasado festival de 2021 de la adaptación de Torcuato Luca de Tena y su magna Los renglones torcidos de Dios, estrenada al día siguiente (7 de octubre), hubiese conferido un mayor empaque si cabe cultural a esta controvertida cinta de manicomios y situaciones de pesadilla a cargo de Oriol Paulo. Si bien el cronista optó por rememorar el clásico Kwaidan (el más allá) de M. Kobayashi en su versión íntegra. A expensas de ver el film de Balagueró en otro momento, el festival transcurrió por los cauces de la más absoluta normalidad, como antes de la malnacida Pandemia; también en cuanto a las múltiples proyecciones haciendo honor al leitmotiv de este año.
   Pasaremos a resumir y condensar lo que para uno —y no dos como en un principio estaba previsto— fue y es el devenir de un certamen tan necesario como prescindible alguna de sus innumerables sesiones. Una acotación al respecto: sí lo que se intenta es que la gente allí desplazada también pueda degustar con calma la llamada cocina mediterránea, ¿por qué se hace hincapié cada año en asistir al mayor número de proyecciones posibles por mor de seguir la estela de todo aquello que está en competición o fuera de ella? Ahí queda esa reflexión.
 
SECCIÓN FICIAL A COMPETICIÓN
 
Nada menos que treinta y dos cintas que darían por si solas para un único festival de género; de aquí una de esas tomas de distancia con otros certámenes. Todo hay que dUn fotograma de "Pearl", la nueva propuesta de Ti West.ecir que pese a lo cuestionable de la decisión, estaban casi todas las que deberían estar en ese firmamento cada vez menos acotado en el que se ha convertido la cosecha del género fantástico.
Estrenos mundiales, europeos y nacionales que, en la mayoría de los casos, no volverán a verse en la gran pantalla gracias a la política de estrenos inminentes en plataformas y la escasez de pantallas de gran formato en nuestro país. Un arma de doble filo, en cualquier caso. Irati de Paul Urkijo capitaneaba este listado de films, por su excepcionalidad y gusto por las líneas que bordean el fantástico más hegemónico y visible; toda una amalgama de condicionantes para sobresalir sobre el resto. Únicamente la vencedora Sisu, convergería en originalidad y puesta en escenas; así como la esperadísima Pearl, aunque, a la postre, decepcionante vista a compararla con su predecesora en el tiempo, X, del homenajeado Ti West. Cintas de dudosa categoría y guion endeble como la voluntariosa Nocebo —con una asustadiza Eva Green, presente en el certamen en su rango de estrella consolidada—, o la noruega Maretittet —con una aire dejà vu que la hace aún más vulnerable—; por no decir de la ampulosa cinta francesa La tour, cuyo final deja tan indiferente al personal como su oleada de insensateces vividas en una comunidad atípica de vecinos divididos por etnias (sic); o bien, la incorregible Resurrection, en que una esforzada Rebecca Hall nos quiere hacer creer que su ex marido está embarazado (Junior en la retina) de un bebé al que años atrás hizo desaparecer. Por su parte, y en esa línea imaginaria que es la central, restaría Something in the Dirt, del binomio Justin Benson-Aaron Moorhead (El infinito), donde su discurso de una realidad paralela que condiciona la vida de dos bohemios californianos dista mucho de ser una cinta convencional y mucho menosdescifrable para el gran público. Tediosa e irreverente en su concepto inicial; gustó por el hecho de diferenciarse del resto de propuestas y por su carácter extremadamente independiente, al punto de que sus autores apenas dieron entrevistas al no tener distribuidora en España —dicho literalmente por sus representantes—. Ojiplásticos nos quedamos con la representación en pantalla de un fotograma de "Sisu".Ego, propuesta escandinava con las miras puestas en Judex (1963) y en alucinaciones varias de parte de una madre insatisfecha con su familia acomodada. Quizá se salvara del cotarro la injustamente desprestigiada por los premios, Unicorn Warms, de factura totalmente autóctona y representada equívocamente en otra sección (Anima’t), con un guion acertado y unos personajes de lo más originales (inclusive sus nombres); así como Viejos, con un final que no justifica lo bien que se desarrolla una trama alrededor de los más olvidados de nuestra sociedad. Distinguir del resto la propuesta de la francesa Tropique, anclada en una situación de desafíos e identidades endebles y con un scénario que profundiza poco en un desenlace que se nos torna un tanto falsario de lo que narraba esta cinta de superación personal y amistades entre iguales.
   En definitiva, una sección que este año dista mucho de contar con títulos de renombre o que sean recordados en los años sucesivos, a excepción de la favorita del público: Project Wolfhunting, cinta de acción coreana —del sur, claro está- al uso, con extremas dosis de violencia y hemoglobina a raudales. Cosecha del veintidós.
 
PANORAMA FANTÀSTIC
 
Sección que sigue siendo la favorita de un servidor desde su aparición. La segunda en importancia del certamen y la instalada casi en exclusiva en la sala Retiro. Dentro de una programación que contabilizaba una veintena de propuestas actuales, se postularon como propuestas relevantes dos cintas: la extrema cinta austríaca Family Dinner y la hongkonesa Tales From the Occult. Ambas no decepcionaron a fans irredentos ante tanto salvajismo. No obstante ello, las cintas que centraron nuestra atención nada tendrían que ver con estos dispares trabajos. Bendecir los cuatro elementos y personajes con los que contaba la ignota cinta norteamericana de Rebekah McKendry y su Glorious, con la estela de H. P. Lovecraft y su El color que cayó del cielo, y la voz en off de J. K. Simmons; la rabiosamente actual The Harbinger con pesadillas en el seno de una comunidad que se halla en plena ola mortal de la pandemia; la aceptable Monster Movie canadieun fotograma de "The Breach".nse The Breach, con una serie de asesinatos aparecidos en la orilla de un río y que esconde un horrible secreto; la infantiloide como tremendamente divertida Kids Vs. Aliens, con un grupo de chavales decididos a hacer frente a unos aliens de lo más desagradables en plenas fiestas de teeneagers; ni que decir tiene que la mexicana Mal de ojo hace referencia tanto a su predecesora La llorona como a cintas con amuletos y talismanes diabólicos caso de Arrástrame al infierno (2009) de Sam Raimi. Por el contrario, aquellas cintas que presumían una reacción favorable a priori, como la belga Megalomaniac, pecó de reiterativa y poco convincente en la extraña relación entre un asesino en serie y sus progenitores, quienes conviven con él de forma un tanto confusa e incongruente. De la italiana Piove, incidir en el estado catatónico en el que se encuentra su protagonista, abducido por una vida mísera y sin sentido, con el único consuelo de un amigo que lo secunda en su camino por la locura. La canadiense Polaris juega con el cambio climático y el deshielo de una zona habitada por osos, uno de ellos tan desmesuradamente monstruoso como su interacción con los humanos, en especial, una niña a la que crió en sus primeros años; cazadores furtivos intentan darles caza sin demasiado éxito. De la cinta de ciencia-ficción convencional —misiones espaciales y confrontaciones entre la tripulación— Rubikon destacar la idea de que éstos deben consumir en pequeños grupos el oxígeno necesario para poder sobrevivir y alguna otra idea alrededor de la necesidad de seguir en la misión encomendada. Sí tenemos que aislar y destacar una cinta de esta sección, nos decidimos, sin dudas por la inUn fotograma de "Satan' s Slave 2"icialmente desechable: Satan’s Slaves 2: Communion. Quizá el nombre de Joko Anwar, destacado maestro del cine de horror de Indonesia, fuera la llamada que nos inclinó a acceder a esta desgarradora película de entramados políticos, crímenes de la humanidad y elementos que escapan a cualquier razonamiento lógico. En realidad, una obra que va más allá de las posesiones demoníacas en el enclave de un bloque de apartamentos para la clase media que alberga un secreto de Estado: un cementerio con víctimas de civiles inocentes. Del Reino Unido provenía una rutilante película ambientada en los vastos y verdosos parajes irlandeses, Shepperd, con un estilo decididamente cocido a fuego lento, el drama de un granjero (Tom Hugues) que tras perder a su esposa embarazada decide regresar a su lugar de origen, donde los fantasmas del pasado volverán atraparlo en un entorno rural de pesadillas; en realidad, pocas cosas pasan a lo largo del metraje. Una de las llamadas sensaciones del año, según algunas fuentes, Slash / Back,aterrizó en mitad del festival con esa displicencia que habitualmente tiene con cintas con ribetes ecológicos. Sin embargo, esta cinta canadiense dinamita de manera atropellada la supuesta llegada de unos alienígenas en un entorno ártico, con inuits defendiéndose de dicha amenaza empleando técnicas propias y un conocimiento estereotipado demasiado de cómo hacerles frente. Un planteamiento totalmente radical es el que planea sobre Social Distancing, donde la pandemia del covid incide negativamente en el comportamiento de un joven coreano que sufre alucinaciones toda vez que emplea un canal de youtube para canalizar sus emociones. Una crítica conceptual de la sociedad actual, pero escasamente contundente. Si bien A Wounded Fawn parecía a simple vista un Serial Killer norteamericano más, su visión —incluido un final con prórroga incluida que provoca más de una carcajada— descalifica la misma por su previsibilidad y presuntuosidad, con un director (Travis Stevens) incapaz de defender un título que se nos antoja olvidable a la media hora de conocer a un asesino (Bruce / Josh Ruben) que seduce a sus víctimas en una galería de arte. Ecos de telefilme de sobremesa.
    Para finalizar, dejamos la que para mí ha sido la mejor cinta de este año del festival, Wolfkin / Kommunion, primer largometraje del luxemburgés Jacques Molitor. Ignota cinta de un pequeño país que apenas ha dado cintas en solitario en el mercadun fotograma de "Wolfkin".o cinematográfico internacional. Cinta sobre la licantropía infantil como legado de una maldición que pervive en diferentes generaciones de una familia acaudalada y aristócrata europea. No se advierten fallos de guion, puesta en escena e interpretativos, ni de dirección ni fotografía; en definitiva, una bella historia de relaciones intrafamiliares que viven bajo el signo de un mal heredado. Cierre con un grato sabor de esta sección para un servidor y la que da la medida justa del comportamiento del festival en su conjunto.
 
OTRAS SECCIONES, OTROS INVITADOS
 
De las demás secciones adscritas al festival de una u otra manera, la de Órbita supuso un regreso tras la época gris de estos últimos dos años. Más por falta de espacio para determinadas propuestas inclasificables que por un modelo asumible, la suya albergó en su catálogo cintas del calado de As bestas, de Rodrigo Sorogoyen. La esperada cinta vista en Venecia y San Sebastián no desmereció en absoluto, por su excelente condensación de géneros (western, denuncia social, thriller,…) y su manera de narrarlo. Aun así, algunos periodistas allí desplazados pospusieron su visionado en un entorno menos "fantástico". En su lugar, sí quisieron desplazarse a degustar las coreanas Hunt y A Man of Reason, sendas jugadas seguras que captaron la también atención del público.
 Anima’t volvió a ser el lugar de reunión de los fans del dibujo animado puesto al servicio de las imágenes digitales en movimiento. Accedimos a la plúmbea cinta nihilista japonesa Ikuta No Kita, de Koji Yamamura. El mérito de estar hecha a mano y sin diálogos no justifica un visionado que se nos hice interminable pese a la escasa hora de duración. Por lo demás, seguimos considerando esta sección indiscutible aunque huérfana de una acogida mayor por parte de los medios acreditados, incluyendo a mi persona, que por premura de tiempo no pudo asistir a más proyecciones.
Un tanto de lo mismo pasaría con Sitges Documenta, loable propuesta de reunir los mejores o más especializados documentales alrededor de alguna figura o movimiento dentro del género fantástico. Casi una docena de los mismos se dieron cinta de manera distinta en, especialmente, la insuficiente sala Tramuntana. Desde la más que justificable presencia de 1982: Greatest Geek Year Ever hasta la nostálgica El valle de Concavenator, del esforzado cineasta español Víctor Matellanos, con Colin Arthur como artista invitado tras su paso en 1993 por el certamen, pasando por la maravillosa Lynch / Oz del más que habitual Alexandre O. Philippe, el panegírico REC sin pausa, de Diego López-Fernández (a la sazón, director adjunto del festival) hasta Hollywood Dreams & Nightmares: The Robert Englund Story, con el esquivo actor californiano erigido por siempre en Freddy Krueger, todo han sido alabanzas para con una sección cada vez más importante en este tipo de festivales en detrimento de otras como la dedicada a los clásicos. En este caso, una docena de ellos, con una magnífica copia restaurada en 4K de Picnic en Hanging Rock (1975) de Peter Weir, la mencionada Kaidan o la menos memorable aunque digna en su aportación, Dog Soldiers (primera cinta de un Neil Marshall, quien hizo una espantada aún sin justificar ante los periodistas solícitos de entrevistas), o bien una proyección lamentable de Conan, el bárbaro (1982); en cambio, las autóctonas y casi invisibles La barca sin pescador (1963), de Josep María Forn según la obra teatral de Alejandro Casona, Verbo,la reconocible y cada vez más actual opera prima de Eduardo Chapero Jackson, o bien Denver (1981), del otrora exhibidor y cineasta Carles Balagué dieron la nota positiva a una sección que debe replantearse no convertirse en una Seven Chances más, lejos del concepto de “clásico” y más cercano al llamado cine “maldito” o de “culto”. Con referencia a esta ya asentada sección, aparentemente “fuera” del espacio del fantástico convencional o no, es de agradecer la recuperación de Condenados a vivir (1972), uno de los muchos westerns que firmó uno de los hermanos Romero Marchent, en este caso, Joaquín Luís; una de las piezas mejores construidas de Jesús Franco, Los depredadores de la noche (1988), con Helmut Berger y Brigitte Lahaie —receptora de un homenaje a su exigua aportación en cintas como esta de serie B—; la cinta de animación gala Gandahar (estrenada en Sitges en 1987, año de su producción); The Heroic Trio —igualmente recuperada cinta de 1993 del habitual Johnnie To—; la execrable The Velvet Vampire (1973), de Stephanie Rothman (muy inferior a su anterior Blood Bath); o el giallo escondido La vittima designata.
 
SECCIÓN OFICIAL FUERA DE COMPETICIÓN
 
En algún lugar del universo, el cine de las Majors parece estar en deuda con el espectador. Esto podría ser una paradoja si avistamos las propuestas que el cine fantástico de gran presupuesto nos oferta año tras año, sin que la creatividad forme parte de estos estrenos en pantalla grande. Una amalgama de cintas cuya cabeza de cartel estaría en Halloween Ends, el supuestamente definitivo cierre de esta longeva saga iniciada en 1978. ¿Alguien con dos dedos de frente podría dar continuidad a esta última parte visto el explícito final? En un orden inferior de expectación estuvo el postrero Dario Argento (presente, pero sin apenas ofrecer entrevistas a medios), Occhiali neri, incongruente giallo que más parece una parodia del mismo que un autohomenaje. Decepcionante. De After Yang, el reclamo del inaccesible Colin Farrell no supuso una justificación valida en una fábula en torno a la clonación y los sentimientos ya apuntado magistralmente en A. I. (Inteligencia artificial) (2001). El tono de comedia que mostraba la gala L’année du requin cerró una oferta de forma inteligente a la hora de abordar el fenómeno creciente de los grandes cetáceos acercándose a las playas. Necesarias estas presencias esperadas aunque no entendemos verdaderamente el porqué cintas como Cerdita no compiten en la sección oficial y sí pueden ganar el prestigioso Méliès de oro, a la mejor cinta europea del año. Es como ganar la Champions League sin ganar la Liga o estar clasificado entre los tres o cuatro primeros equipos.
   De la sección Noves visions, nos decidimos por asistir a modo de testimonio (el tiempo ni los horarios daban para más) a la parcialmente lograda La montagne con un montañero entrado en años que descubre que una de las cimas a las que se adentra le dota de un extraño don lumínico. De Saloum, poco o nada a destacar de esta exótica senegalense más allá de su carácter reivindicativa de un erial por descubrir en este vasto territorio que años atrás albergó el mítico París-Dakkar, curiosamente cancelado por los continuos ataques terroristas, algo que está inmerso en la trama de esta expectante cinta de acción y brujería.
    El colofón de esta edición se dio con una gala que presentó el estreno europeo de Hasta los huesos: Bones and All. No asistimos a ella debido al cansancio acumulado durante los diez días precedentes y a la coincidencia con otras secciones, amén de concebir un festival como un todo y no como una única sección de gala de clausura. Sí me gustaría hacer una reflexión final en cuanto a la popularidad del certamen; este debería medirse también en cuanto al precio que cada espectador debería pagar por una entrada, teniendo en cuenta que con el precio de ellas (diez € de media; dando igual si se ve en el Auditori o el Tramuntana) se puede pagar durante un mes la cuota de una plataforma.•