ROBERT ALTMAN: AL OTRO LADO DE HOLLYWOOD |
Editorial: Berenice (Grupo Almuzara).
![]() ![]() ![]() ![]() Subtítulo: Al otro lado de Hollywood.
incluye índice onomástico y de películas, y
bibliografía consultada.
En un momento de la autobiografía de Woody Allen, A propósito de nada (2020), comparece la influyente crítica Pauline Kael con la que el cineasta neoyorkino solía discutir amistosamente sobre las preferencias cinematográficas de cada uno. Para Kael Robert Altman era mejor que el cineasta sueco Ingmar Bergman, afirmación que Woody Allen rebatía apasionadamente. La defensa de Kael del cine de Altman por encima de un gigante como Bergman no hace otra cosa que revelar hasta que punto el cineasta de Kansas City tenía su predicamento en los años setenta en la crítica más exigente, antes de la revalorización de los años noventa, pareja a la que tiene Clint Eastwood con el que hay algunas coincidencias más que curiosas, no solo generacionales. Con el tiempo, más allá de los noventa, Altman considerará esos años setenta, ensalzados por Kael, como su mejor década. En esos años de moteros tranquilos y toros salvajes estrena M. A. S. H. (1970), Los vividores (1971), Nashville (1975) o Tres mujeres (1977).
Urgía en nuestro país un libro que indagara en el arte cinematográfico de Altman, en su inconformismo, en su búsqueda, en esa libertad creativa que definió su cine, con sus luce
![]() Tiene uno la sensación que el cine de Altman, pese a su indudable interés, ha quedado relegado a un segundo plano, como si la memoria y la cinefilia no le otorgaran el lugar que le corresponde en la propia historia del cine. Aguilera, aunando pasión y rigor en su recorrido analítico, ofrece un detallado acercamiento a todas sus películas, ahonda en sus orígenes familiares, en sus tentativas televisivas y en una filmografía que empezó en los cincuenta, pero tiene en Countdown, rodada en 1968, su verdadero arranque hasta llegar al canto del cisne que supuso El último show, título ya de por sí premonitorio, en un año 2006 en el que vida y muerte se entrelazan en su biografía última, con el recibimiento en vida del Oscar® honorífico a principios de año y el final de sus días cuando el mes de noviembre avanzaba en el calendario.
Con este apasionante Robert Altman, al otro lado de Hollywood Christian Aguilera vuelve a dar en la diana, añadiendo un título más a su ya extensa obra como escritor de cine. La prosa es ágil, la documentación exhaustiva, los detalles sobre cada proyecto jugosísimos. También la for
![]() Aguilera pone el foco allí donde debe ponerse. En aquellas películas más desconocidas de Altman o que tuvieron en nuestro país mayor dificultad de distribución. Como escritor también de libros musicales sabe ejemplarmente atender al Altman melómano que vibra en su cine, apasionado por el jazz, pero que también sabe recurrir a Leonard Cohen para cobijar ese poema filmado que fue Los vividores, a mi juicio una de las grandes obras de Altman, con un trabajo deslumbrante del operador Vilmos Zsigmond.
Y como broche del libro, antes del generoso apéndice, eso que nos gusta tanto a los cinéfilos, ese epílogo dedicado a los proyectos de Altman que pudieron ser y no
![]() Luis García Gil
|